PRIMER SLAM POÈTIC CAFÉ ANTIQUARI


El pasado veinticuatro de marzo, a las 21 horas, comenzó en Palma está nueva aventura poética. Presentaron la competición los poetas Antonio Rigo y Jorge Espina (Acudieron al evento unas dos mil personas según la organización y entre ochenta y noventa personas según la policía municipal) Si media hora antes del comienzo el lugar ya estaba casi repleto, al inicio del slam, estaban ocupadas todas las sillas (más de cuarenta), había numerosas personas de pie o sentadas tanto en las escaleras de acceso, como en el suelo del local, y desde la calle, varias personas que no tuvieron oportunidad de entrar, escuchaban atentamente a través de la puerta abierta los poemas que l@s concursantes iban recitando.
Antonio, reconocido “marxista”, amenizó la presentación con citas de Groucho y de Woody Allen. En algunos momentos, más que una noche de poesía la velada parecía una noche en la ópera y el local el camarote de los Hermanos Marx.
Cuando se mezcla buen vino o buena cerveza con poesía, el resultado sólo puede ser uno y el Antiquari fue una fiesta.
Al éxito de afluencia de público hay que añadir el de participación, pues fueron once l@s poetas que concursaron en este primer slam. Entre estas voces, se encontraban tanto poetas ya editados en varias ocasiones: Juan Luis Calbarro, Emili Sánchez, Emilio Arnao, o Paco Piquer del que conocía su narrativa, pero no su vena poética, como voces desconocidas para la mayoría de los presentes: Irene del Valle, Delfín Motos, Máximo Fernández, J. M. Prieto, José Luis, Silvia Nieva y un gallego entrañable al que conozco como Pepe.
Cabe resaltar la calidad de los poemas presentados y debo añadir que ninguno de ellos careció como mínimo de dignidad poética. Pero esto es un Slam y cinco de los participantes fueron eliminados tras la primera votación. Votación que sabréis si habéis leído las normas, fue realizada por un jurado elegido al azar entre el público.
El jurado no es por tanto profesional y su votación no hace más justicia que la de premiar aquellos poemas que más les agradan o conmueven. (Si a alguien no le gusta este formato que se presente a un premio internacional de poesía, donde sin duda le harán “justicia”) Aquí sólo se trata de compartir con el público nuestros poemas, de divertirnos, de abrir las puertas a amantes de la poesía que en algunos casos nunca se habían decidido a compartir sus versos con nadie.
Al terminar esta primera ronda se hizo un descanso, aprovechado por el público para repostar sus copas con vino o sus jarras con guinness. Antonio leyó: Brizna de hierba de Brian Patten y comenzó la segunda ronda, de la que salieron l@s tres finalistas: Irene del Valle, la madrileña Silvia Nieva y Emili Sánchez.
Emili Sánchez al que desde ahora conoceremos como “El Sobrao” fue el ganador del Slam, a pesar de que un servidor, que ejercía de árbitro del concurso, lo penalizo restándole 2,5 puntos por excederse en el tiempo destinado a la lectura de un poema: tres minutos (Recordamos que a partir de los tres minutos se penaliza con 0.5 puntos cada 10 segundos de exceso) Emili sobrepasó este tiempo en 45 segundos, dura lex, sed lex
Concluyó el evento con la entrega de diploma, hoja de laurel y el mejor vino de la casa en una copa de “plata” que fue bebida de un solo sorbo por el poeta ganador.
Decir que el slam fue un éxito total, sería negar ciertas deficiencias que han resultado evidentes, negándonos la posibilidad de subsanarlas, somos conscientes de algunas y agradecemos los consejos y comentarios que nos han dado participantes y público. Pretendemos haber solucionado dichas deficiencias para el próximo slam, que se ha de celebrar el ya cercano 14 de abril y deseamos que el Antiquari poètic slam sea un evento vivo, siempre atento y abierto a cualquier tipo de mejora.




Algunos de los poemas que se recitaron en este primer slam:

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MATERNIDAD. Juan Luis Calbarro

(las manos de Eva)

No hay madres perfectas.
Rescatamos los signos que nos miden,
las frases que nos hablan;
se van quedando atrás
la leche, los deberes,
las luchas enconadas de nuestra adolescencia.
Nada compensa ya los desencuentros,
no hay posible perdón de las injurias.
Quedan algún refrán,
la forma de los ojos, el carácter.

Convivimos.

Pero esta puta tarde
ella llega aterida,
los fríos hematomas de la ira
(la espina, el puño, el hielo)
todavía calientes.
Aquí encuentra una cama desolada,
cuya sola existencia
desvela los horrores.
Y revive el ahogo,
la rabia,
la vergüenza.

Y ante el fervor callado
de una bolsa de agua caliente entre las sábanas
imagina unas manos.

Rememora
unas manchas de tinta,
el brillo de las uñas,
hermosas cicatrices del metal.

Esas manos dejaron el pincel.
Podrían amasar el pan o el sexo
o escribir una carta.
Son manos que han pintado continentes,
que han dado voz al miedo,
que han sangrado.
Mas hoy no han elegido algún poemario,
ni el rumor nutritivo del taller,
ni el frescor de la huerta,
sino el agua caliente,
el lienzo,
el almidón.
Postergaron el mundo,
pues hay un mundo en ellas,
para poner al fuego un cazo de agua
y, sin palabra o gesto innecesario,
hacer de aquellas sábanas un seno.

Y ahora, cuando aparta
aquel trasto que ya no recordaba
para ocupar
despacio
el hueco
que ha dejado
como un útero vago y matizable

(huellas de manos, oro, sal del mar,
los aromas de la caligrafía,
disolventes, tisanas orientales,
el aliento, el sudor, la cal, la lluvia,
el tacto de la infancia),

sin palabra ni gesto innecesario
recibe la caricia.

Y, por primera vez en muchos días,
en los últimos años o en minutos,
adquiere la certeza
de haber tornado a casa.

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AMOR METEOROLÓGICO. Silvia Nieva

En pleno desenfado del hombre continental,
el del frío y calor extremo, dicen.
Que pa' qué sirve la chaqueta de entretiempo
si entre tu tiempo y el mío se instalan sólo inviernos.


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Emili Sánchez

Hubo un tiempo en que guardaba todas las azucenas en el pecho
y dejaba que tus serpientes se quedaran a dormir en mi paladar.
Ahora ese tiempo ha concluido porque hubo una huelga de hambre en mi corazón,
y me he convertido, tal vez, no lo sé, en una revolución ahogada en el silencio.
Ese extraño silencio en el que habita la palabra escrita.

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Irene del Valle de la Sen

Con el andar pesado,
como el que duda del final del camino,
y resuelve sin carisma
enigmas existenciales.
Desde que el reflejo nace en los cristales
y el olor de un lecho abriéndose
y los puñales se esconden
y es en esa hora
cuando hay,
quien viste al sol con su disfraz
y quien lo desviste.
Sin alfombras en el suelo,
traje de noche para nadie,
y es en esas hora
cuando escurren las palabras
quedan ciegas
por bocinas y moscas.
Culmino en un zaguán
de terciopelo tardío
pero ante el espejo
y a través del cristal miro
como sin teatro empieza la función.
Dormida, como la brisa algunas noches de verano,
con el talento desproporcionado del negro en la actuación nocturna
y el escenario roto alrededor de la plaza
al ritmo del cansancio y el hastío
queda en el asfalto
el eco de la última andadura. …


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DESVARÍO. Paco Piquer

Trasnocho, huyendo del fantasma
de tu hueco en el lecho.
Sábanas blancas, testigos mudos
de tu desnudo cándido.
Cuando aún era posible
compartir el diario
de la mañana
y el café con leche.
Y una mesa apartada
de un bar que nunca cierra
acoge húmedos círculos
que han dejado mis vasos
agotados sus líquidos,
gelocatil alcohólico
que calma mi jaqueca
de corazón.
Y no regreso, vago,
por las calles ociosas,
abrazando tópicas farolas,
apedreando gatos famélicos,
disputándoles recuerdos putrefactos
en los contenedores de la vida,
que pueblan como espectros
madrugadas plomizas.

 
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